Llegar tarde y mal

01/06/2015

Mi relación con internet y la tecnología es extraña. Tengo un buen teléfono móvil, regalado eso sí, pero parezco mi padre manejándolo. Autoedité mi propia novela en formato digital, pero apenas leo libros electrónicos. Administro mi propia web, pero apenas sé cómo resolver mis problemas cuando llegan. Me gustan los blogs que hablan de fútbol, pero apenas leo uno con regularidad. Y he participado y disfrutado en podcasts, pero no suelo escucharlos.

Estos dos últimos puntos dan pie a mi artículo de hoy. Aunque ya conocía de nombre la web, mi primer contacto con Ecos del Balón fue hace casi dos años, cuando analizaban el fichaje de Neymar por el Barcelona. Me gustó el artículo, análisis profundo y didáctico, centrado en los aspectos técnicos y tácticos, esos que no se ven en los recopilatorios de mejores momentos en YouTube. Leerlo dos años después es una gozada, porque hay detalles que se han cumplido casi exactamente. Sus problemas para arrancar en la banda derecha fueron un gran lastre para él y el equipo en el Barça del Tata Martino; la imprecisión durante algunas fases de las dos temporadas ha llegado a ser exasperante; la necesidad de que Leo Messi volviera a partir por el lado derecho, Neymar por el izquierdo y eliminar el “falso 9” han sido determinantes en el Barça de Luis Enrique, junto a la presencia de un depredador de área como Luis Suárez; el rol de Xavi esta temporada también ha variado, favoreciendo un tipo de juego más eléctrico, y entrando para aportar pausa cuando el partido lo requería; el cambio de paradigma de juego no se produjo hasta esta temporada; y aunque el camino al Mundial ni la propia Copa del Mundo fueron lo que se esperaba, al final el Barça sí ha mimado a Neymar para que crezca, algo que hemos visto en la 2014/15. Eso sí, la pregunta del final ha variado con la incorporación del factor Suárez. Seguro que me dejo más de un punto, lo que sucede es que no quiero alargarme ad infinitum.

Aquí entra mi extraña relación con internet. Lo lógico es que ante semejante artículo uno cayese rendido a los pies de los autores y se hiciera fan de la página. Pues no lo hice… entonces. Craso error. He vuelto tiempo después y siento que me perdido muchas cosas buenas. Demasiadas. Una excelente oportunidad de aprender más sobre fútbol tirada a la basura con la excusa de que los artículos eran demasiado fríos y tácticos, por comparación a los de Diarios de Fútbol, más pasionales y humanos, siempre dentro de lo racional, reduciendo el forofismo a lo mínimo, aunque siempre dentro de las preferencias de cada cual. Ahora me asomo a las historias sobre lo que fue el Dnipro en la época soviética, el Hamburgo hasta los ochenta o la relación entre Gardel y Samitier y me digo: eres gilipollas. Lo separo por sílabas y lo pongo en mayúsculas. Para compensar, cada vez que salta un artículo suyo en mi timeline de Twitter, pincho sobre ello sin dudar. No me leo todos, pero sí todos los que puedo.

El otro elemento clave de este texto es 38 Ecos, el podcast que hacen los miembros del equipo. Mi hermano, que es el devoto oyente, habitual comentarista de la página y cuyo pseudónimo no revelaré para que lo haga él si le apetece, me recomendaba una y otra vez que escuchara el programa. Yo siempre aplazaba la decisión, aunque tenía claro que llegaría el día. Tal día fue el de la vuelta de los octavos de esta Champions, donde el Barça eliminó al City. Dijo mi hermano que escuchara la intro, y tal cual lo hice. Es esa intro donde Abel Rojas empieza pidiendo al oyente que coja un papel y un boli, instrucciones que seguí al pie de la letra. Cuatro minutos después estaba hecho polvo. Abel es un genio, y ya puedo yo estrujarme las meninges que jamás alcanzaré algo tan espléndido como esa intro. También se le puede aplicar (¡por fin puedo hacerlo con propiedad!) esa frase que le dijimos mi mejor amigo y yo a un amigo de él hace dos veranos, por otros motivos: “Hemos estado pensando y hemos llegado a la conclusión (mini pausa dramática) de que eres un cabrón”. En el caso del señor Rojas no sólo un cabrón, sino un maldito cabrón, al que por supuesto adoramos. No en vano califiqué hace poco esas intros como “majestuosas”.

Hace unos días me dijo mi hermano que iba a salir el último 38 Ecos. Yo no le di más importancia, se acababa la liga, así que era lógico que se tomaran un descanso veraniego. Él enseguida aclaró que era el último de todos. Que ya no iba a haber más 38 Ecos. Ni siquiera uno para aglutinar las tres finales que faltaban por disputarse en ese momento. Me quedé un tanto extrañado. No tenía idea de por qué, si por lo que parecía todo les iba de puta madre. Como de costumbre, lo dejé pasar, debido a esa incurable manía mía de querer hacer cincuenta cosas a la vez para acabar haciendo una y mal. Esta mañana de viernes he escuchado el último 38 Ecos. La sensación ha sido extraña. Ya he dicho que no soy un habitual, que lo he escuchado de ciento en viento, aún así, he notado el vacío. Yo tenía curiosidad por saber qué les había parecido la final de la Europa League, con esa extraña decisión de poner a Aleix Vidal de lateral, que no les fue del todo bien hasta que no recuperó su posición natural de extremo, que es una de las cosas que más destacan, y saber qué demonios vieron ellos que no vi yo. Ahora sé que no voy a poder escuchar a Abel, Miguel, Alejandro, Albert y Marc desmenuzar la actuación del conjunto de Emery, ni la del Barça, Athletic y Juve en los partidos que faltan. Me hace sentir triste. Extrapolo lo que siento yo, el oyente no habitual, a lo que pueden sentir los fieles y llego a la única conclusión posible: tienen que estar hechos polvo.

Ha llegado la hora de la despedida. Tengo que pedir perdón a Abel Rojas, Alejandro Arroyo, Miguel Quintana, Albert Morén y Marc Roca por haber llegado tarde y mal a 38 Ecos. Que a pesar de haberlos escuchado en contadas ocasiones voy a echar de menos hasta la cancioncilla hipster que me gusta y es una puta mierda. Que si vuelven a liarla, tal como parece, que cuenten conmigo. Y que no olviden nunca que muchos siempre recordarán eso de “Es lunes, son las once, y somos Ecos del Balón”.

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