Percepciones

07/04/2015

Para nuestra desgracia, las personas no siempre nos ven como a nosotros nos gustaría. Una cosa es cómo somos, otra cómo nos proyectamos hacia los demás, a través de nuestra imagen y nuestro comportamiento, y una tercera cuestión es cómo nos perciben los demás. De percepciones va el artículo de hoy, pues igual que las opiniones, todos tenemos una.

A estas alturas es inevitable toparse con el debate Messi-Cristiano Ronaldo hasta en la sopa. Cuando uno escribe una columna como la mía, que a pesar de ser deportiva en general tiende a centrarse en el fútbol, se ve en la disyuntiva de evitar el tema a toda costa o quitárselo de en medio lo antes posible. Yo me he decantado por lo segundo. Claro que uno se arriesga a caer en el tópico una y otra vez. Para evitarlo, uno de los dos miembros de la ecuación se cae y aparecen dos elementos nuevos. ¿Por qué? Porque uno de los defectos que se achaca a Cristiano Ronaldo es su arrogancia, y hay dos jugadores que comparten algunos gestos con el portugués a los que no percibo igual. Así que eliminamos el elemento distinto y nos centramos en los similares: Zlatan Ibrahimovic y Mario Balotelli.

Empecemos por el sospechoso principal, Cristiano Ronaldo. Cuando miro al luso la imagen que me formo es la del típico matón de instituto, el tipo que hubiera hecho la vida imposible a alguien como yo, bajito, enclenque y empollón. Determinados gestos y actitudes del portugués, de sobra conocidas por todos, hacen que se confirme tal sensación. Es cierto que ha tenido grandes gestos solidarios, que compensan esa mala imagen que le caracteriza, y si bien son dignos de aplauso, no terminan de equilibrar la balanza a su favor. Además, uno de esos momentos fue de lo más inoportuno, pues sucedió en pleno final de votaciones del Balón de Oro 2013, por lo que dio la sensación de que era campaña publicitaria en vez de auténtica solidaridad.

Cuando los seguidores de Cristiano preguntan cómo es posible que sus detractores sólo nos fijemos en sus defectos e ignoramos sus virtudes, hay que admitir que por lo general es cierto, pero quien no se deja cegar por el fanatismo reconoce los méritos. Quien esto escribe no escatima elogios al juego de CR7, ni trata de menospreciar su faceta amable (aunque me gustaría que todos los famosos dieran menos bombo a su faceta solidaria, pero ése es otro tema). Sucede que lo negativo supera a lo positivo. No ayuda a su causa el que siempre se tome a sí mismo tan en serio. Ni que su representante, Jorge Mendes, afirme sin rubor que Cristiano es el mejor deportista de la historia. Y para cerrar el capítulo negativo, carece de estilo como chulo. Hay chulos a los que a servidor le gustaría parecerse, normalmente personajes de cine. Aunque sean unos cabrones desalmados tienen elegancia, porte, saber estar. Carlito Brigante es un gran ejemplo de chuloputas con estilo. Fernando Rey en French Connection es la encarnación del malo elegante. Y cuando no tienes estilo, tienes algo especial, como la sonrisa y el aspecto de buenazo de James Gandolfini, que hacían irresistible a Tony Soprano. Y CR7 carece de todo eso. Parece el clásico chulo de discoteca del barrio.

Ibrahimovic también tiene los aires de divo de Cristiano. También se cree el mejor del mundo. Su paso por el Barcelona, un factor que puede jugar a su favor en mi forma de percibirlo, no fue memorable. Empezó bien la temporada, marcando y asistiendo, pero se diluyó con el tiempo, perjudicado por la explosión de Messi como factótum del equipo. Ibrahimovic perdió el duelo de egos con el argentino y salió del club tras una sola temporada. Lo más recordado de su estancia fue el gol que le marcó al Madrid en el Camp Nou, y poco más. Después se despachó a gusto con declaraciones incendiarias sobre Guardiola y el club. Tiene idas de olla que a Cristiano no se le perdonarían y a él sí, como la foto del balón con el que consiguió su último hat-trick en un asiento de avión de primera clase, cinturón de seguridad incluido, que subió a su cuenta de Instagram.

Hay una viñeta en Memedeportes que resume la comparativa Zlatan.-Cristiano. Si Zlatan marca un hat-trick con dos penalties, es Dios. Si lo hace CR7, le llaman “Penaldo” y está sobrevalorado. ¿Donde reside la diferencia? En algo que mencioné antes: Cristiano se toma a sí mismo demasiado en serio. Zlatan dice y hace cosas que dan la impresión de está de broma. Cuando fue votado segundo mejor deportista sueco de la historia, dijo que debería ser el primero, el segundo, el tercero, el cuarto y el quinto. Cristiano llega a decir algo así y es crucificado. Pero él carece de ese particular sentido del humor del sueco. Sabes que Ibra no va en serio, o al menos lo parece. Si el portugués tuviese la habilidad de hacer lo mismo, es decir, parecer ir de broma cuando habla en serio, igual se le veía de otra manera. También juega a favor de Ibrahimovic su sonrisa, que parece decir: “si en realidad soy un chico bueno que se lo quiere pasar bien”. Y eso hace mucho (ver el comentario sobre Tony Soprano).

Queda Mario Balotelli. La lista de frases y acciones del italiano que a Cristiano Ronaldo no se le perdonarían podría ser infinita. Para abreviar me quedo con dos. Una vez le detuvo la policía mientras iba en coche, y vieron que llevaba 25.000 libras en efectivo en el asiento del copiloto. Cuando le preguntaron por qué, respondió: “porque soy rico”. La otra tiene que ver con su celebración más comentada, en la que se quitó la camiseta y se quedó plantado como una estatua, marcando músculo. De Cristiano se hubiera dicho que era un chulo y prepotente. De Balotelli obtenemos el descacharrante montaje de Balodude, la fusión entre el italiano y el pokémon Geodude:

¿Qué sucede para que haya esta disparidad de criterios? Que Balotelli definitivamente no está en sus cabales. Se le suelen perdonar estas cosas con un “está tronado” o un paternalista “es que no le da para más”. Salvando las distancias abismales en cuanto a calidad futbolística y lo mucho que han cambiado los tiempos desde entonces, Balotelli es lo más parecido a George Best que podremos encontrar en la actualidad. Las idas de olla de Mario son parecidas a las de Gascoigne, con la fortuna de que el italiano no tiene problemas con el alcohol, al menos de momento. Cuando pienso en las pirulas que monta Balotelli, me acuerdo de mi anécdota favorita de Gazza, en la que también estaba implicado Vinnie Jones, otro a quien se le tiene en mejor consideración que a Cristiano, a pesar de haber sido uno de los defensas más violentos de los últimos tiempos. Será cosa de Snatch, Cerdos y Diamantes. En un partido, Jones retorció con saña los testículos de Gascoigne. Gazza decidió poner paz mandando una rosa al vestuario del Wimbledon, a nombre de su agresor. Conmovido, Vinnie Jones devolvió la cortesía, enviándole a Paul una escobilla del váter. Gazza, Jones, y Balotelli me hacen reír. Cristiano no.

Cabe la posibilidad de que parte del odio que se le tiene al astro de Madeira sea por jugar en el Real Madrid. No es un factor para nada desdeñable. Sucede que no es el único y definitivo. Además, jugar en la plantilla blanca no significa que sistemáticamente te tenga que caer mal un jugador. A pesar de todas las polémicas dentro y fuera del campo, Casillas me cae bien. E Isco. Y Zidane en su día. Pero seamos sinceros, también es una razón. Pero si siguiera jugando en el Manchester United la cosa cambiaría, porque no lo tendríamos a todas horas en la tele o en la prensa deportiva. La saturación mediática hace que el deportista que caiga mal lo haga aún más. Si las noticias de Cristiano vinieran más espaciadas y con algo de distancia, dentro de lo que se puede en estos tiempos, el odio sería menor. Con Messi igual. Ya se encargaría la prensa de vendernos otro tótem al que amar/odiar.

Claro que todo esto es mi percepción. Y a lo mejor resulta que igual que otros no usan el cerebro para pensar, yo percibo como ellos piensan. Con el culo.

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